Situándonos dentro del mundo de las artes, la palabra graffiti tiene sus orígenes en la palabra griega "graphein" que significa escribir. Esto evolucionó en la palabra latino "graffito" que significa marca o inscripción hecha rascando o rayando un muro.
Por tanto se puede definir al graffiiti como una inscripción o pintura, más o menos artística, sobre una pared o mobiliario urbano.
Atendiendo a esta definición, podemos llamar graffiti a las inscripciones que dejaron en paredes los mismísimos romanos. Igualmente aquellas pintadas de carácter político social que inundaron las calles de París en mayo del 68 entran dentro de esta deinición.
No obstante la expresión graffiti, tal como hoy en día la entendemos, hace referencia a un movimiento artístico derivado de la pintura o como subcategoría de la misma, con su origen en el siglo xx. Fue un movimiento iniciado en los años 60 en Nueva york, influido por la música hip-hop.
En la actualidad el graffiti moderno podemos definirlo en cinco apartados:
a) Es "Un medio de expresión o comunicación no institucional que se sirve de representaciones bidimensionales y tridimensionales, que abarca tratamientos que van de lo netamente pictórico a lo netamente escultórico".
b) "Se realiza manualmente, con auxilio o no de instrumentos o maquinaria, con
técnicas directas (pintada, aerosol, grabado, etc.) o indirectas (plantillas, tampones, etc.), generalmente, sobre un soporte fijo, portátil o móvil, estable o inestable.
c) Puede presentar un carácter lúdico, estético, ritual, informativo o ideológico.
d) Su autor, desde la marginalidad o la clandestinidad o semiclandestinidad y siempre conscientemente, incurre en la indecorosidad o la impropiedad (sobre todo en lo que respecta al soporte), en una actuación fundamentalmente transgresiva.
e) Como producto u objeto es efímero, aunque la pretensión de su autor pudiese ser contraria o las circunstancias hayan hecho que perdure en el tiempo.
Podemos estimar al graffiti como un "testimonio histórico de primer orden por su inmediatez ajeno a la cultura institucional y al servicio de los nuevos movimientos sociales: movimientos juveniles y estéticos-musicales; e, igualmente, como un vivo registro puntual de las categorías estéticas asentadas en una cultura y de la expresividad artística manifestada por algunos individuos".
Según el tipo de graffiti, podemos diferenciarlo entre legal e ilegal.
Los legales son los que piden permiso para pintar, los ilegales, que son la mayoría, son aquellos que literalmente hacen un pequeño comando que trabaja de noche.
Pero realmente el graffiti ¿es considerado como arte o como vandalismo?, el graffiti ¿crea o destruye...? Es cuestión del punto de vista del que queramos verlo. El graffiti siempre va acompañado de su condición transgresora, extralimitada, destructiva, combativa... en realidad es éste el carácter que constituye su esencia: La ilegalidad. Bien podemos llamarlo vandalismo, pero tampoco hay que ver más allá de donde es. No es un problema tan grande y no es excusa para las cantidades de dinero desorbitadas que se emplean en su erradicación.
VALORACIÓN PERSONAL
El arte del graffiti, lejos de lo que puede parecer, está dotado de una gran complejidad y a su vez se rige por unas normas y leyes que lo hacen universal.
Considero que es una forma de expresión tan digna como cualquier otra, y que conecta directamente con el mundo juvenil; puesto que se trata de un arte totalmente joven, transgresor y totalmente desvinculado de los movimientos artísticos tradicionales regidos por el mercantilismo.
Pienso que tal vez las instituciones tendrían que apoyar más a todo este movimiento, sobretodo en cuanto a la disposición de espacios permitidos para que este arte callejero impregne de alegría y belleza nuestras ciudades, que por cierto, suelen estar llenas de imágenes y mensajes publicitarios.
EL graffiti no equivale a vandalismo puesto que un bote de spray no es un arma, y un graffitero no es ni un terrorista ni un drogadicto.