Recientemente estuve en la exposición de Andy Warho en la
fundación Bancaja.
Este artista tenía un talento extraordinario para pausar el
ritmo frenético de su época, rindiendo homenaje a lo que sucedía pero también
revelando sombras de tragedia, al prestar atención, por ejemplo, a los suicida,
los accidentes de tráfico o a la presencia solitaria pero siniestra de la silla
eléctrica. Además de la pintura,
expendió su creatividad hasta dominios como la música, las discotecas, las
revistas, programas de televisión, o la moda. Tenía una altísima capacidad para
construir o apropiarse de lo icónico
para presentar imágenes del presente en las que lo banal podía adquirir
el tono de lo mítico.
En buena medida, Warhol era un “catalizador de situaciones”,
necesitaba estar rodeado de toda clase de sujetos.
Ahora bien, en cuanto a la exposición, se trata de un
recorrido por su obra gráfica desde las canónicas latas de Sopa Campbell, a los
retratos de Marilyn o su obsesión con el dinero representado por el símbolo $.
La trivalidad de la imágen de una vaca convertida en papel
pintado.
Finalmente el modo de mirar de Andy Warhol, su concepción del arte y su
idea de artista me ha impresionado bastante. Sabía quién era Warhol pero
desconocía obras suyas. En esta exposición he podido observar cuadros divertidos
llenos de colores. Me ha gustado mucho ya que es una manera de concebir el arte
moderno de una forma diferente y sobretodo visual. Recomiendo este autor y esta
exposición si te gusta el arte moderno o quieres conocer un poco del arte pop.
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